Prejuicio no puede sustituir a la realidad
cctv.com 04-08-2008 14:42
Cuando la verdad acerca de los disturbios de Lhasa ha salido a la luz y la violencia de los separatistas de Tíbet cayó bajo la condena de la comunidad internacional, la líder de la Cámara de Representantes de Estados Unidos Nancy Pelosi y otros han propuesto una resolución, que inste al gobierno chino a "poner fin a su represalia" en Tíbet y "entrar en un diálogo sustantivo" con el Dalai Lama.
Este es un ejemplo típico de confundir lo correcto con lo equivocado. Los disturbios de Lhasa fueron actos violentos premeditados, organizados y planeados por la camarilla del Dalai. Este es un hecho innegable atestiguado por residentes locales y turistas extranjeros.
Pelosi y otros congresistas no hicieron nada para condenar a los que propinaron golpizas, destrozaron, robaron e iniciaron incendios intencionales en Lhasa, ni tampoco denunciaron al Dalai y sus seguidores por planear y organizar los disturbios.
En vez de ello, presionaron al gobierno y el pueblo chinos. Esto no puede menos que hacer que la gente con sentido de justicia pregunte cuál es su criterio para el bien y para el mal.
Según algunos reportes de medios estadounidenses, Pelosi dijo en marzo que lo que ocurrió en Tíbet es un desafío para la conciencia del mundo. Pero la gente tiene que preguntar quién está planteando este desafío. La verdad es que, la vida normal se reanudó en Lhasa después de que el gobierno chino emprendió acciones adecuadas de acuerdo con la ley. Más de 100 países en el mundo han expresado su comprensión y apoyo a las acciones del gobierno chino, un indicio de que la comunidad internacional se inclina del lado de China en este asunto.
Las acciones legítimas emprendidas por el gobierno chino estuvieron destinadas a mantener el sistema legal y el orden público del país y salvaguardar su soberanía e integridad territorial. Ningún país tolerará tales acciones infractoras de la ley como lesionar a gente inocente y destruir propiedad pública. Cuando ellos fomentan abiertamente la violencia por parte de los separatistas de Tíbet, la gente no puede menos que preguntar si Pelosi y los otros tienen conciencia.
La política del gobierno chino hacia el Dalai Lama es clara y consistente. El gobierno está listo para continuar pláticas con él, siempre y cuando abandone verdaderamente la promoción de "la independencia de Tíbet" y suspenda actividades destinadas a dividir la nación, especialmente actividades para instigar y conspirar crímenes violentos en Tíbet y otras regiones, que suspenda actividades para sabotear los próximos Juegos Olímpicos de Beijing y acepte que Tíbet y Taiwan son partes inalienables de China.
El gobierno chino, sin embargo, no cederá nunca ante la presión exterior. Ningún intento para forzar al gobierno chino a hacer una concesión a aquellos que dividen el país y socavan la unidad nacional tendrá éxito nunca.
Las maniobras de Pelosi y otros no son nada nuevo. Desde los años 1990 han intentado en muchas ocasiones algunas maniobras, como una audiencia del Congreso de Estados Unidos, el llamado aniversario del día del levantamiento tibetano y reuniones con el Dalai Lama, para poner presión sobre China por el asunto de Tíbet.
Si Pelosi y otros insisten en seguir su camino impopular, sus acciones perjudicarán en última instancia las relaciones entre China y Estados Unidos.
El crecimiento de las relaciones China-Estados Unidos ha producido beneficios tangibles para los dos pueblos y contribuido a la paz, estabilidad y desarrollo mundiales.
Sin embargo, aquellos que se apegan a la "mentalidad de la Guerra Fría" todavía están tratando de distorsionar la verdad con prejuicios e interrumpir la armonía con discordia.
Como figuras políticas, Pelosi y esos congresistas deberían tener un claro entendimiento de la tendencia de los tiempos y mostrar un debido respeto de los hechos y descartar su prejuicio, dejar de patrocinar una resolución sobre Tíbet, y abstenerse de hacer cualquier cosa que pueda herir los sentimientos del pueblo chino y socavar las relaciones China-Estados Unidos.
Editor:Feng Qian Origen:China.org.cn